Me faltó describir a Marcos y a Daniel. Ya describí a Efraín, Carlos y Luis.
Daniel era un tipo de 19 muy blanco, pelo y ojos negro. No era gordo pero tampoco flaco.Tenía pelos perfectamente distribuidos en su cuerpo que contrastaban con su piel blanca. Axilas muy peludas, algo de pelo en su pecho y un caminito que bajaba desde su pecho, pasaba por su ombligo y seguía hasta abrirse en un arbusto gigante alrededor de su pene y testículos. Su guevo era normal de largo y grueso, muy bonito y bien conformado (tamaño perfecto diría yo). Sus bolas también. Lubricaba mucho y acababa un mar de leche. Le encantaba el futbol y el deporte en general. Era muy buena gente, buen amigo y muy tierno, además de bello y varonil. Pero tenía un fetiche que yo ayudé a satisfacer. Era un cerdo en el sexo...jajaja.
Le encantaba llamarme a su cuarto cuando llegaba sudado del futbol. Se bajaba los shorts e interiores, se sentaba en una silla y me decía que le oliera las bolas, el culo y el guevo. Olía a sudor de macho pero no muy fuerte. Yo enterraba mi nariz en la mata de pelo negro arriba de su guevo y alrededor de sus bolas. Luego me metía sus bolas en la boca por un rato para después pasar a su pene. El se pelaba la cabeza y me decía que la oliera y pasara mi lengua. Luego se masturbaba y cuando estaba chorreando baba, metía su guevo completo en mi boca. Se lo mamaba por horas y eso le encantaba.
A veces me llevaba al baño y me pedía que colocara mi cara cerca de su guevo y el comenzaba a orinar en la poceta. Cuando terminaba pero todavía salían gotas, me pedía que abriera mi boca, metía su guevo y comenzaba a a coger mi boca con fuerza hasta acabar.
Otras metía su guevo en mi culo y orinaba dentro....eso me encantaba porque se sentía increíble.
Un día viernes que íbamos a estar solos todo el fin de semana, me propuso bañarnos en la mañana de viernes y no bañarnos más durante el fin de semana hasta el lunes que llegaban los otros. Ese viernes como todos los viernes, jugó futbol en la tarde. Cuando llegó me puso a olerlo como siempre. Le chupé las bolas, el culo, el se pajeaba pero no dejaba que le mamara el guevo. El sabado en la tarde, ya teníamos mas de 24 horas sin bañarnos, me puso a mamarle el culo y las axilas. Mientras yo hacía esto, el se pajeaba pero no acababa y luego, cuando la cabeza de su guevo estaba super lubricada, dejaba de pajearse y la cubría con la piel. Yo estaba super caliente y él también. Ninguno habíamos acabado.
El domingo en la mañana ya olíamos a macho salvaje, por no decir a mono. Despertamos en la misma cama abrazados y me pidió que le mamara alrededor del pene y sus bolas. Pero nunca me dejó pelar su cabeza ni mamárselo. Eses día, me mamó el guevo y me pidió que lo cogiera. Me dijo que quería probar. Lo hicimos sin acabar ninguno de los dos.
Pasamos toda la tarde excitándonos.....En la noche del domingo me tenía la gran sorpresa, teníamos tres días sin lavarnos. Ya yo no aguantaba los olores, pero la excitación podía más.
Se montó encima de mi, se sentó en mi pecho, colocó sus bolas en mi cara y me hizo chuparlas, luego se sentó en mi cara y me hizo chuparle el culo super peludo. Después puso su guevo en mi cara y en mi boca. Olía muy fuerte, se lo peló y tenía la cabeza llena de queso, sobretodo el frenillo y alrededor del glande. Me dió mucho asco pero a la vez me excité. Me pidió que le pasara la lengua y me negué. Tenía mucho asco, pero el chamo me gustaba tanto , era tan tierno y bello, que llegamos a un acuerdo. El metería su guevo en mi boca pero sin pelarse la cabeza.
Metió su guevo en mi boca y como estaba encima de mi, comenzó a coger mi boca como si fuese un culo o una cuca.Mi nariz enterrada en su mata de pelos, su guevo en mi boca y sus bolas golpeando mi barbilla. Yo no me podía mover. Por supuesto mientras cogía mi boca su guevo se peló, allí perdí el asco y comencé a mamar como loco. Así estuvimos casi media hora hasta que largó varios y abundantes chorros de leche en mi boca que tuve que tragar para no ahogarme. Se quedó un rato inmóvil, y luego sacó su guevo super limpio y brilloso de mi boca.
Esta asquerosidad no lo haría con cualquiera, pero Daniel era mi preferido....así que complací su fantasía...

En proximo correo describo a Marcos.

Los vecinos son los 3 chamos que prácticamente vivían en nuestra casa. Ellos tenían una casa rentada a una cuadra de la nuestra, pero se la pasaban con nosotros.....